La Amazonía brasileña perdió 4.571 kilómetros cuadrados de cobertura vegetal entre julio de 2011 y agosto de 2012, la menor superficie para el período en los últimos 26 años, según cifras divulgadas hoy por el Gobierno en coincidencia con el Día Mundial del Medio Ambiente. La superficie desforestada en ese período fue un 28,8 % inferior a la devastada entre agosto de 2010 y julio de 2011 (6.418 kilómetros cuadrados), que era la menor desde que Brasil comenzó a medir la desaparición de la mayor selva tropical del mundo en 1988 con la ayuda de imágenes de satélite.
El área verde que desapareció es casi la sexta parte de la medida entre agosto de 1994 y julio de 1995 (casi 29.059 kilómetros cuadrados), hasta ahora un récord, según los datos divulgados por la ministra brasileña de Medio Ambiente, Izabella Teixeira.
Las cifras fueron anunciadas en una reunión del Foro Brasileño de Cambios Climáticos (FBMC) en el Palacio de Planalto, que contó con la participación de la presidenta Dilma Rousseff.
En noviembre el Gobierno había calculado que la deforestación entre julio de 2011 y agosto de 2012 fue de 4.656 kilómetros cuadrados, pero en realidad la destrucción fue un 2 % menor tras una revisión de las cifras iniciales, según Teixeira.
La ministra recordó que Brasil se comprometió voluntariamente a reducir un 80 por ciento la deforestación de la Amazonía entre 1990 y 2020, año en que la tasa de destrucción no podrá superar los 3.925 kilómetros cuadrados.
"Brasil ya alcanzó el 76 % de su meta voluntaria de reducción de la deforestación y cerca del 62 % de la meta voluntaria de reducción de emisiones de gases contaminantes", afirmó Teixeira, quien dijo que es posible soñar con el cumplimiento de los objetivos prometidos.
Brasil se comprometió voluntariamente a reducir sus emisiones de gases contaminantes en cerca de un 39 por ciento hasta 2020, lo que depende entre otras cosas de detener los incendios forestales en la Amazonía.
En su intervención en el foro, Rousseff afirmó que la meta de reducción de las emisiones para 2020 es "viable" pero que para ello, además de frenar la deforestación, el país tiene que encontrar alternativas para las centrales térmicas que aún necesita para suplir su consumo eléctrico.
La mayor parte de la energía generada por Brasil es hidroeléctrica, por lo que no emite gases, pero el país cuenta con varias centrales térmicas para asegurar el abastecimiento en épocas de pocas lluvias y bajadas de los niveles de los embalses.
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