Han pasado 28 años desde que la 'Dama de Hierro' aplastara la gran huelga de mineros, uno de los mayores conflictos sociales que se vivieron en Gran Bretaña. Pero en Armthorpe, en Yorkshire, como en muchos otros pueblos, los rencores son tenaces.
"¡Nos libramos de ella!", exclama un antiguo minero, desde el fondo de una sombría sala, donde varios colegas, con el rostro surcado y las manos tatuadas, beben una cerveza.
El rostro de la exprimera ministra, muerta el lunes a los 87 años, aparece en la portada de un diario abandonado sobre una mesa. "Lo vamos a usar como papel higiénico", afirma otro, generando carcajadas.
Decenas de miles de mineros participaron en 1984-1985 en esta huelga, uno de los principales acontecimientos durante los años de Thatcher en el poder.
La violencia de los enfrentamientos entre huelguistas y la policía, que degeneraron en verdaderas batallas campales, habían dejado estupefacta a la opinión pública.
La inquilina de Downing Street, que quería cerrar decenas de minas consideradas deficitarias, libró un verdadero pulso con Arthur Scargill, presidente vitalicio del sindicato de mineros NUM, conocido como "King Arthur" por sus tropas.
El conflicto también costó la vida a varias personas, entre ellas un taxiste, asesinado en Pais de Gales por haber llevado a un minero no huelguista hasta una mina.
Los huelguistas, "enemigos del interior", según Margaret Thatcher, se hallaron en una situación desesperada tras un año sin trabajo. Y acabaron perdiendo su pulso: Margaret Thatcher los llevó a la derrota al conseguir suministrar carbón al país.
Algunos mineros volvieron a las minas entre sollozos.
En sus memorias, la inflexible 'Dama de Hierro' escribió: los mineros "quisieron desafiar las leyes del país y oponerse a las leyes de la economía. Fracasaron".
Esta derrota, un devastador golpe para el muy poderoso NUM, puso casi fin a la extracción subterránea de carbón en Reino Unido: en 1984, Gran Bretaña tenía 170 minas en actividad, que empleaban a 200.000 obreros. Hoy solo quedan un puñado, donde apenas trabajan 2.000 personas.
Armthorpe fue una de las víctimas de esta hecatombe industrial. "Thatcher destruyó este sitio", explica George Fletcher, de 63 años. "Mi padre era minero, mi abuelo también. Pero Thatcher no quería a los mineros. Convirtió la vida de muchos de ellos en un infierno".
Los mineros están orgullosos de que este pueblo haya permanecido tan unido durante el conflicto y que haya desarrollado un sistema de ayuda opuesto a la visión individualista de la Gran Bretaña que defendía "Mrs T" ("la señora T"). El panadero, recuerdan ahora con gratitud, se arruinó dando a todos pan a crédito.Pero hoy, el humor imperante es sombrío. Los antiguos mineros dicen que ya no hay trabajo desde el cierre de la mina en 1996. "Los jóvenes no tienen nada que hacer" explica George Kennedy, de 55 años, que trabajó en la mina durante 20 años, antes de perder su empleo. Ahora sufre de problemas respiratorios.
El cierre de las minas "ha destruido a este pueblo", afirma el gerente del club, Geoff Smith. "Ella es la responsable de todos los problemas que hemos tenido desde entonces, la droga, las peleas", asegura. Y dice que espera que los mineros organicen una fiesta el día de los funerales de Margaret Thatcher, el próximo miércoles.
"Si hacen una fiesta, yo brindaré con ellos", promete. "Y si su cuerpo es incinerado y no hay carbón para la cremación, pues lo siento, pero será su culpa", concluye.
No hay comentarios:
Publicar un comentario