Existe una amplia bibliografía con respecto al
cambio climático pero ésta no abarca la influencia que posee el agua en
relación con la salud. Ahora un equipo de científicos sugiere que el
aumento de las precipitaciones y de la violencia de las tormentas podría
estar detrás de la mayor incidencia de afecciones estomacales.
El proyecto VIROCLIME estudió durante sus cuatro años de vida la influencia del cambio climático en el transporte y el destino de los patógenos víricos. Gracias a su trabajo se han analizado y sacado a la luz medios para gestionar el riesgo que implican los patógenos y las enfermedades que provocan a raíz del cambio climático. Los 2,4 millones de euros aportados por la Unión Europea capacitaron al equipo responsable del proyecto para diseñar modelos hidrológicos y actualizar herramientas con las que realizar seguimientos de virus patogénicos en las aguas europeas procedentes del sistema de alcantarillado y determinar en consecuencia los riesgos sanitarios involucrados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que cerca de mil millones de personas carecen de acceso a agua potable. Además predicen que el 4 % de la carga de morbilidad mundial podría prevenirse mediante una mejora del abastecimiento, la salubridad y la higiene del agua.
El proyecto VIROCLIME, dirigido por el profesor David Kay y el Dr. Peter Wyn-Jones de la Universidad de Aberystwyth (Reino Unido), se puso en marcha para trabajar en este sentido. Sus participantes llevaron a cabo estudios de casos prácticos y controlaron la concentración de virus en cinco emplazamientos de importancia medioambiental repartidos por Suecia, España, Hungría, Grecia y Brasil, zonas todas ellas particularmente susceptibles al cambio climático y a precipitaciones intensas.
Los ensayos realizados sirvieron para analizar los niveles de exposición a virus para así calcular el riesgo de contraer enfermedades relacionadas con cambios climáticos como el que se manifiesta en forma de aumento sustancial de las precipitaciones. En el marco del proyecto se crearon métodos y herramientas aplicadas al procesamiento de aguas residuales, la recogida de efluentes y muestras de agua y su análisis cuantitativo para detectar la presencia de los virus a estudio.
También se adaptaron modelos epidemiológicos existentes para contar con la capacidad de detectar patógenos víricos y, con la asistencia de análisis de indicadores, se realizó un seguimiento de las relaciones entre las concentraciones de virus y los estándares de calidad del agua. Los cambios en las concentraciones de virus en el agua se sometieron a análisis así como los riesgos implicados para la salud de actividades humanas como las recreativas en aguas contaminadas o el consumo de crustáceos.
Gracias a sus esfuerzos se creó una base de datos de gran tamaño que contiene más de mil ochocientas muestras y que permite comprobar la presencia de una amplia gama de virus entéricos y obtener indicadores bacterianos de la calidad del agua. Todo ello sirvió para realizar predicciones científicas sobre las variaciones en la concentración de virus ante distintas situaciones hipotéticas de cambio climático.
Los socios del proyecto afirman que sus datos serán de utilidad tanto para las autoridades como para la ciencia y sin duda para la población en general de cara a afrontar las probables consecuencias del cambio climático.
La revista Cambridge Journal, Epidemiology and Infection, publicó una revisión del estudio de VIROCLIME titulada «Extreme water-related weather events and waterborne disease».
El proyecto VIROCLIME estudió durante sus cuatro años de vida la influencia del cambio climático en el transporte y el destino de los patógenos víricos. Gracias a su trabajo se han analizado y sacado a la luz medios para gestionar el riesgo que implican los patógenos y las enfermedades que provocan a raíz del cambio climático. Los 2,4 millones de euros aportados por la Unión Europea capacitaron al equipo responsable del proyecto para diseñar modelos hidrológicos y actualizar herramientas con las que realizar seguimientos de virus patogénicos en las aguas europeas procedentes del sistema de alcantarillado y determinar en consecuencia los riesgos sanitarios involucrados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que cerca de mil millones de personas carecen de acceso a agua potable. Además predicen que el 4 % de la carga de morbilidad mundial podría prevenirse mediante una mejora del abastecimiento, la salubridad y la higiene del agua.
El proyecto VIROCLIME, dirigido por el profesor David Kay y el Dr. Peter Wyn-Jones de la Universidad de Aberystwyth (Reino Unido), se puso en marcha para trabajar en este sentido. Sus participantes llevaron a cabo estudios de casos prácticos y controlaron la concentración de virus en cinco emplazamientos de importancia medioambiental repartidos por Suecia, España, Hungría, Grecia y Brasil, zonas todas ellas particularmente susceptibles al cambio climático y a precipitaciones intensas.
Los ensayos realizados sirvieron para analizar los niveles de exposición a virus para así calcular el riesgo de contraer enfermedades relacionadas con cambios climáticos como el que se manifiesta en forma de aumento sustancial de las precipitaciones. En el marco del proyecto se crearon métodos y herramientas aplicadas al procesamiento de aguas residuales, la recogida de efluentes y muestras de agua y su análisis cuantitativo para detectar la presencia de los virus a estudio.
También se adaptaron modelos epidemiológicos existentes para contar con la capacidad de detectar patógenos víricos y, con la asistencia de análisis de indicadores, se realizó un seguimiento de las relaciones entre las concentraciones de virus y los estándares de calidad del agua. Los cambios en las concentraciones de virus en el agua se sometieron a análisis así como los riesgos implicados para la salud de actividades humanas como las recreativas en aguas contaminadas o el consumo de crustáceos.
Gracias a sus esfuerzos se creó una base de datos de gran tamaño que contiene más de mil ochocientas muestras y que permite comprobar la presencia de una amplia gama de virus entéricos y obtener indicadores bacterianos de la calidad del agua. Todo ello sirvió para realizar predicciones científicas sobre las variaciones en la concentración de virus ante distintas situaciones hipotéticas de cambio climático.
Los socios del proyecto afirman que sus datos serán de utilidad tanto para las autoridades como para la ciencia y sin duda para la población en general de cara a afrontar las probables consecuencias del cambio climático.
La revista Cambridge Journal, Epidemiology and Infection, publicó una revisión del estudio de VIROCLIME titulada «Extreme water-related weather events and waterborne disease».
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