viernes, 26 de julio de 2013

Las áreas marinas protegidas mediterráneas ayudan a comprender los efectos del cambio climático


Fuente: IUCN
 

Parque Natural Cabo de Gata-Níjar.
Si bien las consecuencias del cambio climático a nivel mundial han sido objeto de intensas investigaciones, el alcance y su manifestación en el Mediterráneo siguen siendo vagos. Fundamentada en estudios existentes, la nueva publicación de la UICN ofrece un resumen claro y conciso de los principales efectos del cambio climático sobre la biodiversidad marina del Mediterráneo observados hasta la fecha. También señala las diversas incertidumbres que existen en la actualidad para una mejor comprensión de las respuestas ecológicas a los cambios climáticos.
La finalidad de esta guía es orientar a los gestores sobre cómo medir el impacto del cambio climático sobre la biodiversidad marina en las zonas marinas protegidas y mitigar los impactos futuros mediante una mejor planificación. Los gestores podrán elegir entre diferentes planes de vigilancia e indicadores que mejor se adapten a sus circunstancias particulares y a sus objetivos de gestión.
La guía identifica diversos efectos del cambio climático en el Mediterráneo como el calentamiento del mar, los cambios en la salinidad, la circulación de corrientes y el aumento del nivel del mar. Los datos existentes indican que las aguas poco profundas del Mediterráneo han aumentado su temperatura en casi 1 ° C desde 1980. Los efectos observados y potenciales en la biodiversidad marina se explican en la publicación.
Los estudios han demostrado que la distribución de las especies nativas está cambiando, algunas especies de aguas cálidas han comenzado a colonizar zonas más al norte en las que anteriormente estaban ausentes. Por ejemplo, la densidad de población del pejeverde Thalassoma pavo ha aumentado diez veces en menos de cinco años después de su llegada a la Reserva Marina de Scandola (al noroeste de Córcega). El calentamiento del mar también provoca la mortalidad a gran escala de algunas comunidades macrobentónicas (corales, gorgonias, esponjas), especialmente en el Mediterráneo noroccidental, y promueve la proliferación de ciertos microorganismos oportunistas, como las medusas P. noctiluca. En relación con el aumento de la acidificación del mar, se ha constatado que puede afectar potencialmente al crecimiento, reproducción y actividad de diferentes especies marinas.
“Las áreas marinas protegidas desempeñan un papel particularmente importante en el análisis de los impactos biológicos del cambio climático. De hecho, al estar más protegidas de la acción del hombre que otras zonas, pueden actuar como ‘sitios centinelas’, donde estudiar los efectos del cambio climático y desarrollar estrategias de gestión para la adaptación a los efectos adversos y si es posible, mitigarlos”, comenta María del Mar Otero, responsable de Proyectos del Centro del Programa Marino de la UICN de Cooperación del Mediterráneo y coordinadora de la publicación.
Fundamentada en la experiencia de una selección de áreas marinas protegidas, la guía presenta varios casos de estudio que ponen el acento sobre algún aspecto de los impactos del cambio climático sobre la biodiversidad marina. Por ejemplo: la vulnerabilidad de los lugares de anidamiento de las tortugas marinas ante la subida del nivel del mar, la resistencia de los corales del Mediterráneo Cladocora caespitosa o el seguimiento de los cambios en la distribución de especies en el Mediterráneo. Además, se describen diferentes temas y métodos de control posibles, junto con estrategias de adaptación para proteger la biodiversidad local.
Esta guía ha sido elaborada por el Centro de Cooperación del Mediterráneo de la UICN en colaboración con el Centro de Actividad Regional para Áreas Especialmente Protegidas (RAC/SPA en sus siglas en inglés) dentro del marco del proyecto MedPAN Norte, financiado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), la Agencia española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) y el programa bienal del RAC/ SPA (financiado por el Fondo “Mediterranean Trust Fund” del Convenio de Barcelona).
CienciaDirecta

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