viernes, 3 de octubre de 2014

Erosión consume famosa playa jamaiquina







  


  


  
















AP PhotoTuristas de todo el mundo visitan una
faja costera cubierta de palmeras conocida como "Seven Mile Beach", o la
Playa de Siete Millas, un tramo de arena blanca con forma de medialuna
junto a aguas azules en la costa occidental de Jamaica. Pronto, sin
embargo, la playa podría necesitar otro nombre, ya que la arena está
desapareciendo.



Todas las mañanas el personal
de los hoteles de Negril limpia la playa con rastrillos de metal.
Algunos sectores son tan angostos que apenas si cabe una toalla
extendida y la Agencia Nacional del Medio Ambiente y Planificación dice
que la arena desaparece a un ritmo de más de un metro por año.
"En 30 años tal vez no tengamos playa", dijo Anthony McKenzie, director de la agencia.
La
desaparición de la costa genera alarma en torno al futuro económico y
del medio ambiente de la zona. Se espera que la erosión aumente como
consecuencia del cambio dl clima y empieza a cundir el pánico en esta
pueblo tranquilo, que es uno de los principales destinos de un país en
el que la industria turística genera una cuarta parte de los empleos.
"Si
el agua cubre la playa, se acaba el turismo", dijo Lyn Dennison en un
puesto en la playa donde vende collares, pulseras y estatuillas de
gallos, caballos y otros animales.
Toda la
región caribeña enfrenta una amenaza existencial, según Ulrich Trotz,
asesor científico del Centro del Clima de la Comunidad Caribeña, que
ofrece asesoría y lineamientos a más de una docena de naciones y
territorios caribeños.
"No hay mucho tiempo.
Es imperativo tomar medidas para que el Caribe que todos conocemos
sobreviva", declaró Trotz en una entrevista telefónica desde Antigua.
A
lo largo de su historia Negril fue un pueblo pesquero aislado, hasta
que a fines de los años 60 comenzó a atraer hippies estadounidenses,
cautivados por los paisajes y la marihuana barata. Su fama fue creciendo
y llegó más gente. Cadenas como Sandals y Grand Lido abrieron hoteles y
la zona es visitada hoy por más de 400.000 turistas anuales, comparado
con los 40.000 de 1980.
Los hoteles están
presionando a las autoridades gubernamentales para que reemplacen la
arena que desaparece, una medida costosa y que es una solución temporal.
El
gobierno está planificando la construcción de rompeolas debajo del
agua, que deberían debilitar las olas y frenar un poco la erosión de la
costa. Disponen por ahora de 5,4 millones de dólares donados por una
convención de cambio climático de las Naciones Unidas.
AP Photo
El
proyecto del rompeolas de Negril, que según un estudio podría requerir
una inversión de 77 millones de dólares a lo largo de 80 años, ofrece un
vistazo de lo que le espera a otras localidades costeras. Las islas
caribeñas, muchas de ellas sumidas en deudas, enfrentarán la encrucijada
de construir barreras para contener la erosión de las costas o
trasladar las comunidades costeras más adentro de sus territorios. Un
grupo de trabajo intergubernamental respaldado por la ONU dijo que el
mar podría crecer casi un metro hacia fin de siglo.
Las
playas de toda la región están siendo transformadas por una variedad de
factores: la construcción de complejos, tormentas cada vez más fuertes,
contaminación costera que afecta la vida marina y la desaparición de
arrecifes de coral por el calentamiento del agua. Los cambios son
particularmente alarmantes en el Caribe por su dependencia de la
industria turística. 
Además, aproximadamente el 70% de los caribeños y
buena parte de su infraestructura se encuentran a lo largo de las
costas.
Según el Banco Mundial, algunos
sectores de la isla de San Vicente han perdido 30 metros de playa en los
últimos nueve años. Un estudio reciente del banco pronostica que Santo
Domingo, la capital de la República Dominicana, donde mucha gente vive
junto al río Ozama, en una zona de inundaciones, será una de las cinco
ciudades del mundo más afectadas por el cambio climático en los próximos
35 años.
La construcción de barreras, medida
que ha tenido un éxito relativo en sitios como California, es una de las
respuestas que ensaya la isla de Barbados. Pero en muchos casos, los
científicos dicen que lo más recomendable puede ser dejar que la erosión
siga su curso natural o traer más vegetación a las playas y restaurar
los pantanos. El año pasado Cuba demolió numerosos edificios para
restaurar la faja costera y devolverle algo parecido a su estado
natural.
AP Photo"En muchas playas, medidas como el
reemplazo de la arena y la construcción de barreras solo demorará lo
inevitable, a un costo alto y continuo", comentó Jason Spensley, del
Centro y Red de Tecnología del Clima de la ONU.
Los
expertos dicen que los líderes de toda la región deben pensar a largo
plazo. Se deben modificar los criterios para definir dónde se construye y
mejorar el cumplimiento de las regulaciones marinas y el manejo del
agua, por ejemplo. Habría que alentar a los inversionistas a que
protejan las dunas y vegetación marina, controlar mejor el impacto de la
contaminación en las costas y promover la construcción tierra adentro.
"No
parecemos estar preparados para nada de esto. Es como si no nos
diésemos cuenta de lo que está pasando en Negril, de los peligros que se
avecinan", expresó Diana McCaulay, directora ejecutiva de la entidad
sin fines de lucro Jamaica Environment Trust.
Pero
Sheila McDonald-Miller, directora de programa del proyecto de
rompeolas, dijo que esa iniciativa va a reducir la erosión en Negril.
Indicó que espera que la construcción comience el año próximo.
Simon
Mitchell, geólogo de la Universidad de las Indias Occidentales de
Jamaica, opina que el gobierno tiene que pensar en el futuro. En sitios
bajos como Negril, indicó, "no hay la menor duda" de que los hoteles
sobre la playa van a ser tapados por el agua en las próximas décadas.
"Hay
que pensar en lo que sucederá dentro de 50 años", sostuvo. "No podemos
seguir yendo a sitios con playas inmaculada y construir hoteles. En diez
años tendremos los mismos problemas, porque las playas están
desapareciendo".




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