El medio oceánico alberga infinidad de especies desconocidas para el ser humano e, incluso, algunas desaparecen antes de ser descubiertas
Tres investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM)han descrito, por primera vez, cuatro especies de invertebrados del filo Kinorhyncha que habitan en el mar Caribe, en el marco de un proyecto que busca identificar la fauna de kinorrincos que albergan estas aguas.
La investigación, publicada en Marine Biodiversity, describe un grupo de especies del que apenas se tiene conocimiento, al igual que de las especies de meiofauna en general que habitan en esta región marina.
“Conocer la biodiversidad de un grupo en un área concreta siempre resulta de gran interés para la ciencia, ya que sienta las bases de conocimiento necesarias para proseguir con otros tipos de estudios biológicos en un futuro, sean del ámbito que sean”, destaca Diego Cepeda, investigador del Departamento de Biodiversidad, Ecología y Evolución de la UCM.
Este estudio se realizó a partir de muestras recogidas en localidades costeras pertenecientes a la isla La Española, los actuales Haití y República Dominicana, depositadas en el Instituto Smithsoniano de Washington D.C.
El análisis de los sedimentos marinos donde viven estos animales, cuya duración ha sido de año y medio, se ha llevado a cabo en la facultad de Ciencias Biológicas de la UCM, y para separar los organismos de ellos, se empleó la técnica del burbujeo (bubble-and-blot), que genera aire y arrastra a las especies hasta la superficie del agua donde pueden recogerse más fácilmente para su estudio posterior.
Piel mudada y cabeza retráctil
Los ejemplares descritos pertenecen a un grupo de invertebrados marinos microscópicos llamados kinorrincos, que van desde poco más de 100 micrómetros a 1 milímetro de longitud, y habitan en los pequeños espacios e intersticios que dejan entre sí las partículas que conforman el sedimento marino, de ahí que se conozcan también como “dragones del fango”.
Los kinorrincos, describe Cepeda, tienen un cuerpo alargado, dividido en once segmentos y recubierto externamente por una cutícula similar a la que nos podemos encontrar en otros grupos animales más conocidos, como los insectos o los crustáceos, y al igual que estos, son capaces de mudarla y regenerar otra nueva para continuar creciendo.
“Presentan una región anterior, lo que podríamos denominar “cabeza”, de naturaleza sensorial, locomotora y alimentaria que puede retraerse completamente en el interior del cuerpo como si de una estructura telescópica se tratase”, explica el biólogo de la UCM.
La parte posterior del cuerpo suele estar constituida de un par de espinas muy largas y conspicuas, denominadas espinas lateroterminales, de función todavía desconocida.
Cepeda reconoce que descubrir y describir nuevas especies siempre resulta “extremadamente gratificante”. Además, añade, “es necesario saber qué especies habitan en un sitio si queremos conocer cómo son dichas especies, estudiar su historia evolutiva, analizar su papel ecológico en el ecosistema, estudiar posibles servicios ecosistémicos que puedan proporcionar al ser humano o establecer una base de datos que resulte útil para programas de gestión y conservación de hábitats”.
Referencia bibliográfica: Cepeda, D., Sánchez, N. & Pardos, F. First extensive account of the phylum Kinorhyncha from Haiti and the Dominican Republic (Caribbean Sea), with the description of four new species. Marine Biodiversity 49 (2019). DOI: 10.1007/s12526-019-00963-x.
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