La riqueza de los residuos

En Europa se consumen unas dieciséis toneladas de materiales por persona y año, seis de las cuales acaban desechadas.

 Estos residuos contienen una gran cantidad de «materias primas secundarias» en potencia en forma de metales, madera, vidrio, papel y plástico que suelen acabar en los vertederos o quemadas.

 Este desperdicio de materias primas valiosas supone un lujo que la sociedad no se puede permitir durante más tiempo.

Sectores que dependen del acceso a materias primas como las industrias dedicadas a la construcción, la química, los automóviles, la aeroespacial, la maquinaria, los equipamientos o los dispositivos de energía renovable poseen un valor combinado añadido superior al billón de euros y dan empleo a cerca de treinta millones de personas.
Si bien se aprecia de unos años a esta parte una mejora en cuanto al reciclaje, aún se desechan demasiados residuos que podrían utilizarse como recursos.

 Sólo en los hogares de Europa se generan de media quinientos kilos de residuos por persona, de los cuales tan sólo se reutiliza o recicla el 40%.

En algunos países el porcentaje de residuos que acaba en el vertedero supera el 80%.

La escalada de los procesos de cambio climático y la escasez cada vez más acuciante de recursos obliga a generar estos a partir de la basura y a crear una economía verdaderamente circular. La economía circular se basa en la refabricación, la reutilización y el reciclado, esto es, lo que para una industria supone un desecho para otra es una materia prima.
Los residuos se eliminan y los recursos se utilizan con eficacia y sostenibilidad.
En vista de todo lo cual, Horizonte 2020 ha dotado de especial peso al reto Acción por el clima, medio ambiente, eficiencia de los recursos y materias primas.
En este reto tienen cabida actividades de investigación e innovación dedicadas a temas como la protección del medio ambiente, la gestión sostenible de los recursos naturales, el agua, la biodiversidad y los ecosistemas y garantizar el suministro sostenible de materias primas no energéticas y no agrícolas y facilitar la transición hacia una economía y una sociedad ecológica mediante la ecoinnovación.

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