martes, 29 de julio de 2014

Darwin, Apto para todas las especies’

Más de siglo y medio, 155 años para ser exactos, han pasado desde que el naturalista inglés Charles Darwin hizo pública la teoría de la evolución por selección natural a través desu libro más importante: El Origen de las Especies. Esto marcó el inicio de la biología moderna, pero, sobre todo, impactó profundamente tanto el pensamiento científico como el pensamiento humano en general. No obstante, desde su existencia, esta teoría ha sido malinterpretada, rechazada y atacada por muchas corrientes, religiosas principalmente.

“Si entendiéramos que somos parte de ese proceso evolutivo que propuso Darwin -agregó José Sarukhán- nos daríamos cuenta que tenemos una responsabilidad moral y ética enorme con el contexto natural del que hemos venido para mantener y cuidar el escenario evolutivo del que somos producto y que será hogar de nuestras próximas generaciones”.

El coordinador de la Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio) añadió que este concepto no es algo que se enseñe en las escuelas, ni tampoco que alguna religión lo imbuya en sus creyentes, ni tampoco algo que digan los medios o los gobiernos de cualquier país.

José Sarukhán realizó diversas flexiones sobre lo anterior en el marco de la exposición ‘Darwin. Apto para todas las especies’, la cual muestra al público especímenes, artefactos, manuscritos y objetos del renombrado naturalista y que se exhibe en el Antiguo Colegio de San Ildefonso en la ciudad de México hasta el próximo 21 de septiembre.

Darwin no fue el primer naturalista en proponer la idea de que los seres vivos se transformaban a través del tiempo, pero sí el primero que elaboró una teoría y un mecanismo, la selección natural, que explica de manera congruente el proceso de evolución de las especies.

Esto implicaba, por un lado, que los organismos son producto de una historia evolutiva, y que entre ellos hay relaciones de ancestría-descendencia que se dan a partir de modificaciones de un ancestro en común, señaló Sarukhán. “Las ideas de Darwin sugerían entonces que nosotros no somos la cima de la creación ni de la evolución, sino que somos una especie más de un montón de otras especies que han existido y que actualmente existen. Esto no es fácil de digerir”.

De ahí que deberíamos aceptarnos, todos los humanos, como una sola entidad biológica y esto, en opinión del ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, es una de las más profundas implicaciones de Darwin: “Considerarnos como una raza u otra es lo que ha generado la mayor parte de los problemas en que vivimos en este planeta, no solo para nosotros sino también para todo lo que nos rodea”.

Por otro lado, dicha teoría proponía que para explicar lo que actualmente observamos en la naturaleza se requería de tiempos de miles de millones de años para que la selección natural actuara y, por ende, que la Tierra era mucho más vieja de lo que se pensaba en ese momento. Así, estas leyes biológicas, tan válidas como las leyes físicas de la gravedad, actuaban todo el tiempo y en consecuencia no había la necesidad de una creación para que esto hubiese ocurrido, explicó el biólogo.

La evolución es una explicación de los procesos de desarrollo de vida en este planeta fundamentada en una serie de evidencias desde muchas disciplinas como la paleontología, la antropología y la biología molecular, que a su vez, la convierten en un hecho irrefutable.

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