Las negociaciones para lograr un borrador de acuerdo de lucha contra el cambio climático pendían de un hilo este viernes, en la última jornada de unas discusiones dominadas cada vez más por un enfrentamiento Norte-Sur.
La comunidad internacional quiere fijarse como meta que la temperatura del planeta aumente como máximo 2ºC hacia 2050, y para ello ha diseñado un ambicioso acuerdo, sin precedentes, para abandonar paulatinamente su dependencia de las energías fósiles, para monitorear mutuamente el cumplimiento de los compromisos y para financiar el apoyo a los países más vulnerables.
Este último punto, las ayudas, dominaba los intensos debates en las últimas horas negociadoras, con el denominado G77, que agrupa a 134 países en desarrollo y a China, en pie de guerra contra los países industriales.
En Bonn están reunidas 195 partes (194 países más la Unión Europea), cuyos negociadores deben entregar un borrador con opciones claras a sus respectivos ministros en la Conferencia sobre el cambio climático (COP21) de París, a partir del 30 de noviembre.
Francia ha invitado, además, a los jefes de Estado y de gobierno a la primera jornada de esa COP21, para darle el máximo lustre a la cita y también para incrementar la presión mutua.
Los negociadores en Bonn se separaron en la noche del jueves con posiciones contrastadas, tras una asamblea general en la que algunos delegados demostraron tener los nervios a flor de piel.
"Pensaba que íbamos en una dirección diferente. Ya he visto esta película antes. No hay ninguna segunda parte buena", amenazó la representante venezolana, Claudia Salerno. "Espero que esto no vaya a convertirse en una segunda y sucia oportunidad (perdida) como en Copenhague", añadió.
La comunidad internacional fracasó en 2009 en la capital danesa en lograr un acuerdo de lucha contra el calentamiento del planeta. Rusia y Sudán también expresaron vivas protestas sobre la supuesta confusión de los debates.
Evaluar avances
El enojo de Venezuela, uno de los países que se plantó en Copenhague en 2009, fue una nota de alarma en una sesión general convocada precisamente para evaluar los avances de los ocho grupos de trabajo.El texto del acuerdo, que ronda las 34 páginas, fue dividido por temas el lunes pasado, a iniciativa de los copresidentes de la ronda negociadora, Argelia y EEUU.
El G77, representada por Sudáfrica, fue el grupo de países que obligó a revisar el texto y a incluir sus propuestas.
Al reabrir el texto redactado por Argelia y Estados Unidos, tras tres rondas negociadoras exhaustivas, todas las delegaciones volvieron de golpe a inundar los debates de enmiendas.
A primera hora del viernes los ocho grupos de trabajo habían presentado sus conclusiones por escrito, llenas sin embargo de corchetes, comprobó la AFP.
El propio G77 tenía dificultades para conciliciar propuestas internas y unificarlas.
"Tienen que darnos tiempo para que podamos considerar las propuestas", pidió la sudafricana Nozipho Mxakato-Diseko el jueves en la noche.
Los delegados deben en principio presentar un borrador completo del acuerdo, que por el momento ni siquiera se sabe si sería legalmente obigatorio, en la tarde del viernes (hora local).
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