domingo, 24 de marzo de 2013

Pesca excesiva de calamar cerca de las Malvinas

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Fue una victoria fuera de lo común en las guerras del calamar: la lancha patrullera Thompson de la guardia costera de Argentina hizo disparos de advertencia contra dos traineras chinas y les impidió que escaparan hacia aguas internacionales.
Diez toneladas de calamar fueron encontrados en los compartimientos de carga de los barcos Lu Rong Yu 6177 y 6178 después de que se les remolcara a puerto en el día de la Navidad.
Sin embargo, fue apenas la primera detención en dos años, un altercado menor respecto de los cientos de naves que efectúan actividades sin licencia, sin controles, y que explotan los recursos pesqueros el Atlántico Sur, donde según cálculos capturan cada año unas 300.000 toneladas de calamar ilex.
La especie, que se desplaza en los límites marítimos entre Argentina y las islas Malvinas, es crucial para la cadena alimenticia que sostiene a pingüinos, focas, aves y ballenas.
Bien administrada, la pesca del calamar podría ser la base de una industria pesquera vigorosa y aportar ingresos constantes a ambos gobiernos.
Sin embargo, ambas partes ni siquiera conversan sobre el asunto.
Argentina se retiró en 2005 de una organización administradora de pesca y que compartía con las Malvinas (Falklands como llaman los ingleses a esas islas).
La falta de cooperación ha reducido la capacidad a ambas partes para enfrentar a las flotas que se llevan grandes volúmenes de calamar desde poco más allá de sus fronteras marítimas y a veces desde dentro de esos límites.
"Es como el lejano oeste allí", dijo Milko Schvartzman, quien participa con Grenpeace International en la campaña contra la pesca excesiva.
"En esta zona existen más de 200 barcos, están todo el tiempo" y muchos siguen rutinariamente al calamar hasta dentro de la zona económica exclusiva de Argentina, agregó.
"Lamentablemente el estado argentino no tiene la capacidad naval para el control constante de esta área", agregó.
Las Malvinas son defendidas por barcos guerra británicos, así como por aviones y submarinos, lo cual dota a la agencia de pesca de considerable fuerza para hacer válidas las licencias de pesca en sus aguas.
AP PhotoSin embargo, la armada argentina jamás se ha recuperado de la guerra que libró en 1982 por las islas contra Gran Bretaña, y su guardia costera tiene apenas ocho embarcaciones para cubrir más de 2.800.000 kilómetros cuadrados (un millón de millas cuadradas) de océano, dijo el jefe de tránsito marítimo, Mario Fariñón.
Fariñón dijo que la falta de decomisos no significa que Argentina no intente controlar la zona. La guardia costera siempre tiene al menos una lancha vigilando a la flota que captura calamar, agregó. Lo importante no es capturarlos, sino impedir que ingresen en las aguas argentinas, apuntó.
Sin embargo, el problema es de tal magnitud que se puede ver desde el espacio: En imágenes que tomó durante la noche en 2012 un satélite de la NASA se advierte oscuridad en los mares de todo el mundo, salvo en este lugar del Atlántico Sur. Las luces de la flota que infringe las normas internacionales brillan con una intensidad similar a una ciudad en una zona a 200 millas como distancia más próxima a las costas.
Los barcos industriales transfieren toneladas de calamar a otros barcos frigoríficos y son reabastecidos de combustible en el mar para que puedan continuar sin pausa sus actividades pesqueras.
La pesca excesiva es un flagelo global: Naciones Unidas considera que están amenazadas más de 70% de las especies marítimas.
Los países que comparten el Atlántico Norte cooperan entre ellos, con científicos, autoridades del sector, los pescadores y las fuerzas armadas para dar seguimiento a las poblaciones de peces y restringir las capturas cada temporada.
Esto no ocurre en el Atlántico Sur, donde Argentina puso fin en 2005 a 15 años de administración de pesca conjunta debido a que no quería relación gubernamental alguna que implicara un reconocimiento al reclamo de los isleños sobre las islas.

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