Para casi todos los niños, diciembre es sinónimo
de juguetes. Los mensajes comerciales, las vitrinas de las tiendas y los
catálogos por correo intentan convencer a los niños de que su producto
es el más divertido y novedoso, y que sin él no pueden vivir. Le
corresponde a los adultos no dejarse influenciar por las exigencias
infantiles y evaluar las
características de seguridad que tiene cada juguete. Esto incluye determinar que los juguetes sean apropiados para la edad y las destrezas del niño.
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